Este verano, desde SCI Madrid, junto con VILLAREJOeduca y Asociación Horuelo, hemos llevado a cabo un campo de voluntariado muy especial, que solo ha sido posible gracias a la financiación de la Comunidad de Madrid y la colaboración con el Ayuntamiento de Villarejo.

Este workcamp, que se celebró entre el 13 y el 27 de agosto, proponía la llegada de voluntarios y voluntarias internacionales a este pueblo de Madrid de poco más de 7.500 habitantes, para que llevaran a cabo actividades con las personas del lugar, centrando su labor en el acompañamiento a niños, niñas y adolescentes de la localidad.

“La experiencia ha sido maravillosa en todos los planos y estamos muy satisfechas con su impacto y su evaluación” nos ha explicado Esther San Vicente, coordinadora general del campo, a la que hemos querido hacer algunas preguntas para enseñaros cómo ha sido esta genial experiencia.

SCI Madrid: ¿Cómo llega a plantearse una acción así? ¿Es la primera vez que se hace?
Esther San Vicente: La iniciativa surge de la asociación local VILLAREJOeduca en 2018. En aquel momento, en coordinación con el Ayuntamiento, se organizó un campo de voluntariado en el marco de una excavación arqueológica que no pudo continuar en años sucesivos. Pero nuestro interés por acoger a jóvenes de diferentes procedencias, culturas y lenguas nos ha llevado a seguir estudiando posibilidades y transformarlo en un proyecto de animación sociocultural en los espacios públicos.

SCI: ¿Cómo ha sido la acogida del pueblo hacia las personas voluntarias?
ESV: La acogida ha sido estupenda. El flechazo con la infancia sucedió el primer día. Con la juventud se ha ido consolidando a lo largo del tiempo. Conseguimos ganarnos su confianza con bailes, disfraces y actividades clave que sabemos que les encantan, como el Escape Room y el Pasaje del Terror. Así logramos establecer una línea de comunicación que nos permitía que participaran en el resto de cosas.

Realizamos visitas culturales para conocer lugares como el Museo del Cine y tradiciones como la fabricación del aceite de oliva virgen en Aceites Pósito. También nos reunimos con artesanos locales como los esparteros e hiladores de esparto de la asociación Al Fresco-Museos Efímeros. En todos los casos, los vecinos y vecinas se han comportado como verdaderos anfitriones.

 

Y más que destacable ha sido el cuidado con el que fueron tratados en el hostal Carmelo y el restaurante Centra, donde las personas voluntarias se han sentido como en casa («mejor que en casa», bromeaban).

SCI: ¿Y cómo ha sido el feedback de las personas voluntarias tras la experiencia?
ESV: La evaluación es una parte fundamental en todos los proyectos, porque permite dar voz a las personas implicadas y usuarias, complementando tus propias opiniones sobre cómo mejorar. En el caso de este workcamp, realizamos encuestas privadas a familias, infancia, juventud… y, cómo no, al equipo de voluntariado. En ellas se confirmaron las sensaciones positivas. Como ejemplo tenemos este comentario: «It was the best experience I’ve ever had, dancing in front of a tower, being with people from all over the world and to have the chance to learn from them is what this workcamp has given to me” (“Fue la mejor experiencia que jamás haya tenido, bailar frente a una torre, estar con personas de todo el mundo y tener la oportunidad de aprender de ellas es lo que este campo de voluntariado me ha brindado”).

SCI: ¿Qué es, desde tu punto de vista, lo más reseñable o importante que deja en una localidad como Villarejo una experiencia como ésta?
ESV: Este proyecto se alinea perfectamente con la misión de VILLAREJOeduca, que no es otra que enriquecer el contexto para el desarrollo personal practicando la educación expandida. Contar con un equipo técnico de educadores para dirigir un calendario de actividades abiertas destinadas a infancia y juventud, y ponerlas en marcha invadiendo las plazas con un grupo intercultural de jóvenes es un verdadero regalo. Es el perfecto ejemplo de ocio saludable tanto para quienes viven en Villarejo como para quienes participan como voluntarios y voluntarias. Y lo mejor de todo es que ha resultado tan divertido que l@s chavales me preguntan por la calle que cuándo vuelven.

SCI: ¿Qué consejo le darías a alguien que se está planteando vivir una experiencia de voluntariado internacional a través de un campo de trabajo?
ESV: Que no lo dude ni un momento. Que busque un proyecto que le motive, y se anime a pesar del miedo. En alguna de nuestras formaciones descubrimos que casi todos nuestros voluntarios habían sentido ese miedo paralizante, y vencerlo les hacía desarrollar nuevas herramientas para la vida. Independientemente de que sea un proyecto más o menos duro, más o menos divertido, realmente ése es el mayor regalo que reciben las personas voluntarias: la posibilidad de COMPARTIR UNA EXPERIENCIA DE VIDA.