Alejandra participó a un campo de voluntariado social en Casa Samuel organizado por SCI Madrid y Caritas Salamanca del 15 al 30 de junio 2019.
» Sin duda el realizar esta labor en casa Samuel de acogida para personas con VIH-SIDA en la ciudad de Salamanca cambió mi perspectiva sobre numerosas cosas y elimino prejuicios que muchas veces por la desinformación creamos en nuestra sociedad. Si bien antes de llegar había leído cuantiosas cosas y me había informado lo mejor que podía, el vivir en la residencia junto con ese grupo formado por residentes, voluntarios y educadores sería una experiencia única.
El día en que llegue, un domingo por la tarde, me sentía emocionada, me presente con algunos de los residentes que estaban por la casa en ese momento, me instalé en mi cuarto y más tarde baje para cenar, donde los vi a todos por primera vez. Fui conociéndolos de a poco, hablando con cada uno para saber su historia.
Las tareas que debía llevar a cabo eran bastante simples pero complejas a la vez. Ayudar en las comidas, acomodar medicamentos y sobre todo apoyar emocionalmente a los residentes, escucharlos y pasar tiempo con ellos, tal vez ir a por un café o a alguna cita con el médico. Antes yo ya había sido voluntaria en mi país, en asilos y orfanatos, con niños y personas muy mayores, pero nunca con personas de mediana edad, lo cual me resulto muy gratificante, tenían tantas cosas que contarme y yo tan poco tiempo para aprender. Conforme pasaron los días ya me sentía como parte de esa familia, aunque hubo momentos difíciles en la que la salud de un par se complicó y tuvieron que ser hospitalizados de emergencia; hubo otros momentos muy gratos como el 25 aniversario de la casa donde todos compartieron momentos que habían vivido ahí, momentos de su juventud, compartimos canciones en el karaoke, además de una cena donde se agradeció a todo aquel que aporto y sigue aportando su colaboración para que este proyecto siga en pie.
Estoy bastante sorprendida y orgullosa de que existan iniciativas como estas que logran impactar a personas jóvenes de todo el mundo que quieren ser voluntarios y se aventuran para anotarse en esta experiencia.
El despedirme no fue fácil porque lo que aprendí ahí lo llevaré siempre en mi corazón y espero que todos encuentren la fortaleza y esperanza cada día al despertar. »
– Alejandra