MIEDO

«Hoy es 29 de mayo de 2019.

Recuerdo perfectamente el momento en el que mi padre me habló de la idea de hacer un workcamp hace dos años. Me enseño la página de SCI, el buscador de campos. Solo pensaba en lo grande que creía que me podía venir eso.

¿Yo? en un país extranjero, sola, sin mis amigos, sin mi familia, sin poder hablar español…

¿Qué de guay podría tener eso? Mi padre me dijo que podría ser una experiencia bonita además de una herramienta para mejorar mi inglés.

Acababa de terminar mi master de inglés profesional, pensaba que lo sabía todo, y que estaba más que preparada para el mundo laboral. Decidí ir a ese workcamp en Islandia, (mi primer voluntariado) “Enviromentally Aware”.

Todo fueron nervios y ganas, hasta llegar a mi conexión con el siguiente avión en Londres. El primer pensamiento que se me vino a la cabeza fue “Qué haces aquí, sola, sin saber donde ir, sin ni si quiera atreverte a preguntar por los baños! Con lo bien que estarías en casa con tu familia o con tus amigas tomando café, en un sitio que conoces con gente que conoces”. Ya no había marcha atrás.

PRIMER VOLUNTARIADO CON SCI

PUM. ISLANDIA. Fue poner un pié en esa tierra y ya me sentí diferente. No sé si por la gente, la cultura, la energía. Llegué a la oficina de SEEDS, la organización de Islandia, todo era agradable, parecía super bien organizado. Me encontré a gente muy diferente a lo que solía estar acostumbrada. Mezcla de culturas entre Japón, países del este y centro Europa. Culturas diferentes.

Eso es lo que nos suele dar miedo. Lo diferente. Pero podía ver ese mismo miedo o inseguridad en ellos. Y eso me tranquilizaba.

La casa donde vivimos durante esa semana era super cálida. Podías ver historia en las paredes, alma. Encontrabas dibujos, escritos, panfletos de diversos proyectos que se habían llevado a cabo.

El hecho de compartir cuarto con los compañeros podía producir incomodidad el primer día.

En el tercero, se habían convertido en tu familia. Y en el último día del voluntariado te producía un nudo en la garganta el pensar que esa misma situación, con esas personas, en ese país tan increíble no se volvería a repetir.

Mi primera experiencia hablando inglés todos los días a todas horas desde mi nivel medio en aquel momento, no fue fácil. A veces podía incluso producirte dolor de cabeza. Pero el resultado fue algo tan bonito. Era capaz de sentir, de expresarme y de hasta soñar el inglés. Lo que me permitía ir donde quisiera, conocer gente y poder comunicarme con ella.

Me encantaba la sensación tan bonita de saber que estábamos ayudando en algo a cambiar el mundo, por ínfimo que fuera si lo comparas con todas las cosas que habría que hacer. Creábamos conciencia en nosotros y en los turistas sobre como cuidar el medioambiente, plásticos, residuos, las ballenas. Y esa misma conciencia, la podíamos compartir con nuestro alrededor cuando volviéramos a casa. Y sobre todo el poder hacerlo en un país con una fuerza medioambiental TAN grande.

Islandia. Creo que no hay un sitio más bonito para vivir una experiencia así. Y un workcamp te da la oportunidad más que de sobra para hacerlo. La naturaleza absolutamente abrumadora. Era mejor que en las fotos de Google.

SEGUNDO VOLUNTARIADO EN ISLANDIA. TERCERO CON SCI

Un año y pico después, decidí volver a Islandia. Un nuevo workcamp con SCI. YOGA UNDER THE MIDNIGHT SUN.

¿Por qué volví a Islandia? Bueno, fue un momento en que no estaba segura de gustarme mi trabajo y algunas cosas de mi vida. Y pensé que si en un inicio habían cambiado tantas cosas dentro de mi con la primera experiencia, podría ser buena idea volver a probar. Y la idea de YOGA BAJO EL SOL DE MEDIA NOCHE…. sonaba demasiado bien.

Sonaba tan bien! Pero vivirlo es aún mejor. Fue la primera vez que estuve en contacto con el yoga tanto tiempo seguido. Lo que sientes en un principio es cansancio. Qué agujetas! Había todo tipo de niveles de yoga, desde gente con nivel alto a personas absolutamente principiantes.

El profesor era increíble, además de enseñarnos yoga, nos enseñó mucho más allá. A lo largo de la semana hablábamos, compartíamos, llorábamos, reíamos. Era absolutamente REAL, lo que salía de nosotros. Todo eso fue gracias a él.

Después de cada sesión cada uno de los participantes se veía diferente. Por lo que la sensación tan increíble de conectar con personas de otras culturas se magnificaba.

La experiencia fue incluso más impresionante que la primera.

Lo repetiría mil veces más.

 

 

RESULTADO DE LOS DOS VOLUNTARIADOS

A raíz de terminar los dos voluntariado en Islandia cambiaron cosas. En el primero, mi seguridad, era capaz de TODO, me sentía libre. ¿Y por qué me podía sentir libre aun volviendo a mi rutina normal? Por que de esta forma me di cuenta que no necesitaba necesariamente a nadie para ser feliz, para viajar, para aprender, para enfrentarme a mis miedos. Solo es necesario tener el corazón abierto, compartir, conocer, y no juzgar. AYUDAR.

En el segundo, me aprendí a escuchar. A saber que es lo que realmente quería en mi vida. A saber que es lo que me hacía feliz. Eso conllevo tomar decisiones, algunas duras. Pero es tan bonito ver que lo que vives se corresponde 100% con lo que quieres.

Los voluntariados te dan oportunidad a todo ello. Los disfrutas antes, durante y después… El después es lo más importante. Cuando vuelves ves todo diferente, crees que la gente ha cambiado. Y lo único que ha cambiado eres tú.

El hecho de compartir esas semanas con personas maravillosas de diferentes países, de zonas del mundo que no tienen que ver nada con la tuya propia; es algo que no podría haberme perdido.

Te abre la mente, pero sobre todo el corazón.

Volveré a repetir sin duda. La vida me dirá cuando vuelve a ser el momento.

En los voluntariados, ayudas. Pero sin darte cuenta a quien más ayudan es a ti mismo.»

-Irene